Rutas inescrutables envuelven tibiamente corazones impulsados al compás de bicicletas, combinando pedales ansiosos, que persiguen la ansiada cumbre de nieve y arco iris, con descensos equilibrados buscando su propia marea. No existe un ritmo en conciencia determinado, marchas pausadas, velocidades inquietas cual desbocado tropel a caballo, paradas abrumadoramente inesperadas o tal vez cobardemente ignoradas, esperas en tiempo indefinido, repetidas secuencias simplemente susurradas en el viento. Es tiempo de dirigir el rumbo bajo la tormenta.
Nubes de tormenta
Rutas inescrutables envuelven tibiamente corazones impulsados al compás de bicicletas, combinando pedales ansiosos, que persiguen la ansiada cumbre de nieve y arco iris, con descensos equilibrados buscando su propia marea. No existe un ritmo en conciencia determinado, marchas pausadas, velocidades inquietas cual desbocado tropel a caballo, paradas abrumadoramente inesperadas o tal vez cobardemente ignoradas, esperas en tiempo indefinido, repetidas secuencias simplemente susurradas en el viento. Es tiempo de dirigir el rumbo bajo la tormenta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario