lío

Nunca le habían gustado los hilos ni las agujas, pues había crecido pensando que el talento artesano no se hallaría jamás en unas manos punzantes de impericia. Sin embargo, permanecía eterno embelesada por los botones, componente primario y fundamental de esta atmósfera textil, embargada por lo diminuto, colorido y diverso. Capaces, en su justa medida, de enlazar historias de excéntricos retales por largo trecho extraviados. Una vez más esa pregunta revolotea en su ofuscada claridad. ¿Instante de sumergirse en cajón de sastre?

montañas

Solía gustarle jugar a construir castillos de princesas en islas remotas de paraíso demencial, pero la cumbre vetusta de piezas de colores, amplias veces socorrida, se amontona hace tiempo en un remoto rincón de su esperanza entumecida. A ratos persiste inmutable, sintiéndose incapaz de dar forma a un sueño latente impregnado de exceso irreal. Emerge inconsciente una pregunta eterno pretendida: ¿Osáis a caso intentarlo vos?