sombras de vida

En ocasiones se detiene a pensar en oficios y profesiones, cuál sería el ideal, el realmente elegido. Sombrerero es, muchas de esas veces, la ocupación preferida, porque le gusta inventar con cada sombrero un personaje, dirigido cual marioneta por los hilos invisibles de su pensamiento. De siempre le gustó la huella que imprimen los sombreros al semblante de la gente, y la gente soñadora que se figura dar vida a los sombreros. En su devaneo se imagina rodeada de innumerables clases de sombreros, formas y colores, plenos de desasosiego, aguardando, ansiosos, a que alguien entre por la puerta y se los lleve. Recorrer mundo, vivir historias fuera de la caja de latón, impregnándose de personalidad, sin saber el destino que les aguarda conducir sobre esa silueta que cruza vacilante el umbral. Se despiden, los clientes, convencidos de haber elegido el más idóneo, ignorando por completo que en su tienda irreal no son personas que eligen sombreros, sino que ellas son las elegidas.

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